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COM. CATÓLICA DE MINECRAFT - 10 ANOS DE PEREGRINAÇÃO

COM. CATÓLICA DE MINECRAFT - 10 ANOS DE PEREGRINAÇÃO
Que en este mes vocacional podamos orar por todas las vocaciones; por todos nosotros, para que, abiertos a la escucha del llamado de Dios, podamos encontrarnos en su servicio.

CONVOCATIO | "IUVENTUS, SPES VIVA"

 CONVOCATIO 

SUMMI PONTIFICIS
BENEDICTI PP. VIII

"IUVENTUS, SPES VIVA"

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BENEDICTUS EPISCOPUS
SERVUS SERVORUM DEI

AOS BISPOS
AOS PRESBÍTEROS E AOS DIÁCONOS
ÀS PESSOAS CONSAGRADAS
E A TODOS OS FIÉIS LEIGOS


Manete in dilectione mea!
(Jo 15,9)

[PT]


Amados jovens do Brasil e do mundo,

Inspirados pelo legado do venerável Papa Paulo II, de saudosa memória, que trouxe novamente para a Igreja o caminho das Jornadas Mundiais da Juventude, somos novamente convocados a celebrar a beleza e a força da juventude como esperança viva para o Brasil. De 14 a 21 de setembro, em Salvador, reuniremos corações e vozes de todo o país e além-fronteiras, para proclamar a fé em Cristo, fonte de nossa alegria e razão de nossa esperança.

Vivemos tempos de tribulações, em que muitos se deixam abater pela indiferença, pela violência e pelo desânimo. Por isso, mais do que nunca, a Igreja olha para vocês, jovens, como missionários de esperança. Não apenas guardiões do futuro, mas protagonistas do presente, chamados a anunciar com a vida e com as obras que o Evangelho é força transformadora. O lema desta Jornada ressoa como convite exigente e consolador: “Sede alegres na esperança, pacientes na tribulação, perseverantes na oração” (Rm 12,12).

A alegria que nasce da esperança não é superficial, mas nasce da certeza de que Deus caminha conosco. Ser paciente na tribulação é permanecer firmes mesmo quando tudo parece contrário. Perseverar na oração é nunca perder o contato com a fonte da vida, que é o próprio Cristo. A Igreja confia que cada jovem, ao viver estas palavras, se tornará sinal vivo de renovação espiritual e social, um farol de luz diante das sombras do mundo.

Convocamos, portanto, todos os jovens a se unirem a esta Jornada como autênticos missionários de esperança. Que vossas mãos se tornem construtoras de fraternidade, que vossas vozes proclamem a paz, que vossos corações sejam testemunhas da misericórdia de Deus. Salvador será, neste setembro, o grande cenáculo da juventude, lugar de encontro com Cristo e envio para a missão.

Que a Virgem Maria, Mãe da Igreja e estrela da nova evangelização, vos acompanhe, sustentando em cada um a coragem de ser jovem, de ser santo, de ser missionário da esperança.

Em Cristo, nossa esperança.


[ES]

Amados jóvenes de Brasil y del mundo,

Inspirados por el legado del venerable Papa Pablo II, de feliz memoria, que devolvió a la Iglesia el camino de las Jornadas Mundiales de la Juventud, somos nuevamente convocados a celebrar la belleza y la fuerza de la juventud como esperanza viva para Brasil. Del 14 al 21 de septiembre, en Salvador, reuniremos corazones y voces de todo el país y más allá de las fronteras, para proclamar la fe en Cristo, fuente de nuestra alegría y razón de nuestra esperanza.

Vivimos tiempos de tribulación, en los que muchos se dejan abatir por la indiferencia, la violencia y el desánimo. Por eso, más que nunca, la Iglesia mira hacia ustedes, jóvenes, como misioneros de esperanza. No solamente guardianes del futuro, sino protagonistas del presente, llamados a anunciar con la vida y con las obras que el Evangelio es fuerza transformadora. El lema de esta Jornada resuena como una invitación exigente y consoladora: “Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación, perseverantes en la oración” (Rm 12,12).

La alegría que nace de la esperanza no es superficial, sino que brota de la certeza de que Dios camina con nosotros. Ser paciente en la tribulación es permanecer firmes incluso cuando todo parece adverso. Perseverar en la oración es no perder jamás el contacto con la fuente de la vida, que es el mismo Cristo. La Iglesia confía en que cada joven, al vivir estas palabras, se convertirá en signo vivo de renovación espiritual y social, un faro de luz en medio de las sombras del mundo.

Convocamos, por tanto, a todos los jóvenes a unirse a esta Jornada como auténticos misioneros de la esperanza. Que sus manos se conviertan en constructoras de fraternidad, que sus voces proclamen la paz, que sus corazones sean testigos de la misericordia de Dios. Salvador será, en este septiembre, el gran cenáculo de la juventud, lugar de encuentro con Cristo y de envío a la misión.

Que la Virgen María, Madre de la Iglesia y estrella de la nueva evangelización, los acompañe, sosteniendo en cada uno la valentía de ser joven, de ser santo, de ser misionero de la esperanza.

En Cristo, nuestra esperanza.



BENEDICTUS PP. VIII