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COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

Periódico Litúrgico | XXII Domingo del Tiempo Ordinario



XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
APERTURA DEL MES DE LA SAGRADA ESCRITURA
 
01.09.2024
 
RITOS INICIALES
 
CANTO DE ENTRADA
(Juntos Cantando la Alegría)
 
Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.

JUNTOS CANTANDO LA ALEGRÍA
DE VERNOS UNIDOS EN LA FÉ Y EL AMOR
JUNTOS SINTIENDO EN NUESTRAS VIDAS
LA ALEGRE PRESENCIA DEL SEÑOR
 
SOMOS LA IGLESIA PEREGRINA QUE ÉL FUNDÓ
SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA SIN CESAR
ENTRE CANSANCIOS Y ESPERANZAS HACIA DIOS
NUESTRO AMIGO JESÚS NOS LLEVARÁ R.

HAY UNA FE QUE NOS ALUMBRA CON SU LUZ
UNA ESPERANZA QUE EMPAPÓ NUESTRO ESPERAR
AUNQUE LA NOCHE NOS ENVUELVA EN SU INQUIETUD
NUESTRO AMIGO JESÚS, NOS GUIARÁ R.
 
ANTÍFONA DE ENTRADA
(Cf. Sal 85, 3. 5)

Si no hay canto de entrada, se recita la antífona:
V.: Piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día, porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan.
 
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, inciensarlo. Luego todos van a las sillas.
 
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.: Amén
 
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
R.: Y con tu espíritu.
 
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
 
ACTO PENITENCIAL
 
Pres.: Humildes y penitentes, como el publicano en el templo, acerquémonos al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad de nosotros, ya que también nosotros reconocemos que somos pecadores.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la confesión general:
R.: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. 
Y, golpeándose el pecho, dicen: 
R.: Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. 
Luego, prosiguen: 
R.: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
 
Sigue la absolución del sacerdote:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.: Amén.
 
Pres.: Señor, ten piedad.
R.: Señor, ten piedad.

Pres.: Cristo, ten piedad.
R.: Cristo, ten piedad.

Pres.: Señor, ten piedad.
R.: Señor, ten piedad.
 
GLORIA
 
R.: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
 
ORACION COLECTA
 
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Dios todopoderoso, que posees toda perfección, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre y concédenos que, al crecer nuestra piedad, alimentes todo bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 
R.: Amén.
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
(Dt 4,1-2.6-8)
 
Lector: Lectura del libro del Deuteronomio.

Moises habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les enseño para que, cumpliéndolos, vivan y entren a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar.
No añadan nada a lo que yo les mando ni supriman nada; observarán los preceptos del Señor, su Dios, que yo les mando hoy.
Obsérvenlos y cúmplanlos, pues esa es la sabiduría y la inteligencia de ustedes a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
"Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación"
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo les propongo hoy?».

Lector: Palabra de Dios.
R.: Te alabamos, Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL
(Sl 15 (14))
 
R. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
 
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
 
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
 
El que no presta dinero a usura
Ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
 
 
SEGUNDA LECTURA
(St 1,17-18.21b-22.27)
 
Lector: Lectura de la carta del apóstol Santiago.

Mis queridos hermanos:
Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación.
Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. Acojan con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en ustedes y es capaz de salvar sus vidas. 
Pongan en práctica la palabra y no se contenten con oírla, engañándose a ustedes mismos.
La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.

Lector: Palabra de Dios.
R.: Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
POR PROPIA INICIATIVA EL PADRE NOS ENGENDRÓ CON LA PALABRA DE LA VERDAD
PARA QUE SEAMOS COMO UNA PRIMICIA DE SUS CRIATURAS.
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
V.: Padre, dame tu bendición.

El sacerdote dice en voz baja:
Pres.: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo  y del Espíritu Santo.

El diácono hace la señal de la cruz y responde:
V.: Amén.
 
Pero si no está presente el diácono, el sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
 
EVANGELIO
(Mc 7,1-8.14-15. 21-23)
 
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
V.: El Señor esté con ustedes.
R.: Y con tu espíritu.

El diácono (o el sacerdote), dice:
✠ Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
R.: Gloria a ti, Señor.
 
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
V.: En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?»
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito:
"Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos".
Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres».
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

V.:  Palabra del Señor.
R.:  Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
 
HOMILÍA
 
Luego se pronuncia la homilía, que es responsabilidad del sacerdote o diácono; Es obligatorio todos los domingos y días festivos y también recomendado el resto de días.
 
CREDO
(Símbolo Niceno-constantinopolitano)
 
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
 
R.: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, 
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Pres.: Hermanos, pidamos con fe a Dios nuestro Padre que escuche nuestras súplicas diciendo:
R.: Te rogamos, óyenos. 
 
1.  Por la Iglesia, para que con su acción evangelizadora llegue a todos los hombres, especialmente a aquellos que aún no reciben el mensaje de Cristo. Oremos. R.
 
2. Por quienes tienen el encargo guiar a las naciones, para que, con sinceridad y honestidad, dirijan sus esfuerzos al desarrollo de los pueblos. Oremos.  R.
 
3. Por todos los que han tenido que abandonar su país por razones económicas o políticas, para que nunca les falte apoyo y solidaridad, especialmente de los fieles de la Iglesia, llamados a ser signo de caridad y de acogida. Oremos. R.
 
4. Por los jóvenes, para que sintiéndose llamados y enviados por Dios, lleven la luz de Cristo en sus vidas, en medio de la oscuridad del mundo. Oremos. R.

5. Por quienes celebramos el misterio de la fe, para que con la valentía de seguir al Señor y dejándolo todo por Él, avancemos en el camino de la Fe. Oremos. R.
 
Pres.: Terminemos rezando juntos la oración por el Año Jubilar de la Iglesia en Minecraft.
 
Todos: Señor, a ti elevamos nuestros corazones llenos de gratitud/ por la bendición de los últimos 10 años de nuestra comunidad./ Ante ti, reconocemos la importancia de este espacio virtual/ que une corazones, promueve amistades y fortalece lazos fraternos/ entre los que buscan la fe./ Tú que eres amigo de los jóvenes, guíanos en este jubileo/ para que podamos ser verdaderos testigos de tu amor y de tu verdad,/ inspirando a otros jóvenes a seguir tus pasos./ Por Cristo nuestro Señor.
R.: Amén.
 
LITURGIA EUCARÍSTICA
 
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
(Con amor te presento, Señor)
 
Terminado lo anterior, comienza el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

CON AMOR TE PRESENTO SEÑOR
LO MEJOR DE MI VIDA,
TE PRESENTO SEÑOR MI AMISTAD,
CON AMOR TE PRESENTO SEÑOR,
PARA SER MI MANJAR,
LA VIÑA, EL RACIMO, EL TRIGAL,
EL PAN DE MI HOGAR,
TE PRESENTO CON AMOR.

CON MIS MANOS ABIERTAS A TI,
CONTEMPLANDO TU LÁMPARA,
TE PRESENTO, SEÑOR MI ESPERANZA
HACIA TI SE DIRIGE MI BARCA
HACIA EL CIELO SE VA
ES LARGO EL CAMINO, EL REMAR
RUTA PASCUAL, DIOS ME GUÍE AL CAMINAR.

CON  MI AMOR TAMBIÉN YO TE DOY,
LO MEJOR DE MIS LÁGRIMAS
TE PRESENTO SEÑOR MI DOLOR,
TE PRESENTO SEÑOR MI ORACIÓN,
OFERTORIO DE AMOR,
EL GRANO ENTERRADO YA ES FLOR,
LA ESPIGA OBLACIÓN, LA SEMILLA REDENCIÓN.

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres. 
 
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
 
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
 
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
 
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
 
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
 
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
 
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.: En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
R.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Señor, que esta ofrenda santa nos alcance siempre tu bendición salvadora, para que perfeccione con tu poder lo que realiza en el sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.: Amén.
 
PREFACIO
(La acción del Espíritu en la Iglesia)
 
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
R.: Y con tu espíritu.

El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
R.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote añade:
Pres.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R.: Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque nos concedes en cada momento lo que más conviene y diriges sabiamente la nave de tu Iglesia, asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo, para que, a impulso de su amor confiado, no abandone la plegaria en la tribulación, ni la acción de gracias en el gozo, por Cristo, Señor nuestro. 
A quien alaban los cielos y la tierra, los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:
 
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
R.:  Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
PLEGARIA EUCARÍSTICA II
 
El sacerdote dice:
Pres.: SANTO eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;
 
Pres.: Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
 
El relato de la institución de la Eucaristía debe darse de forma clara y audible, como lo exige su naturaleza.
Pres.: Él cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada,

Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos.

Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Pres.:  Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.

Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Pres.: Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos reidimió.
R.: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
 
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
Pres.: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
 
1C: Acuérdate, Señor de tu Iglesia, extendida por toda la tierra, y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Juan Pablo VI, con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
 
2C: Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. 

Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
R.: Amén.
 
RITO DE COMUNIÓN
 
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Junto con el pueblo, continúa:
R.: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal

El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
R.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R.: Amén.

El sacerdote añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con ustedes
R.: Y con tu espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 
V.: Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.

Y cada uno, según la costumbre del lugar, se manifiesta entre sí paz, comunión y caridad; el sacerdote da la paz al diácono y a los demás ministros.
 
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
 
Se canta o se dice:
R.:  Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
 
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.:Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
 
COMUNIÓN
(Dios nos da su Pan)
 
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
V.: El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
R.: Amén.
 
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.

DIOS NOS DA SU PAN,
PAN DE ETERNIDAD;
EN EL CONVITE DEL ALTAR.
ÉL ES MI MANJAR.
ÉL ES MI MANJAR.
ÉL ES MI MANÁ,
EL QUE SE ACERQUE AL ALTAR
VIVA EN HERMANDAD.

EL REY SE HACE MENDIGO, BUSCA MI AMOR.
¡EL REY ME INVITA A SU MESA, QUÉ GRAN HONOR!
QUIERO SER DIGNO DE SU AMOR,
QUIERO VIVIR EN COMUNIÓN. R.

LA CENA ESTÁ PREPARADA EN EL ALTAR.
LA CENA ES NUESTRA PASCUA DE LIBERTAD.
COMO MANJAR ÉL SE NOS DA,
ÉL ES EL PAN DE ETERNIDAD. R.


ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Sal 30, 20 o Mt 5, 9-10)

Si no hay canto de comunión, se recita la antífona: 
V.: Qué bondad tan grande, Señor, reservas para los que te temen.
O bien:
V.: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
 
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Saciados con el pan de la mesa del cielo, te pedimos, Señor, que este alimento de la caridad fortalezca nuestros corazones y nos mueva a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.: Amén.
 
RITO DE CONCLUSIÓN
 
BENDICIÓN FINAL
(Tiempo Ordinario X (Cfr. 1 Pe 5, 10-11))
 
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
 
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
R.: Y con tu espíritu.

Pres.: Que el Dios de toda gracia, que en Cristo los ha llamado a su eterna gloria, los afiance y conserve fuertes en la fe y constantes en las buenas obras.
R.: Amén.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R.: Amén.
 
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
V.: Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
R.: Demos gracias a Dios.

Después el sacerdote se retira a la sacristía.

CANTO DE SALIDA
(Madre de los Apóstoles)

MARÍA, TÚ ERES MADRE
DE LOS QUE HEMOS DEJADO PADRE Y MADRE
POR SEGUIR LA LLAMADA DEL SEÑOR
AYÚDANOS OH MADRE,
A LLEVAR A LOS HOMBRES EL MENSAJE
DE TU HIJO REDENTOR.

MADRE DE LOS APÓSTOLES, MARÍA,
AUMENTA NUESTRA ENTREGA Y NUESTRO AMOR
NUESTRA FIDELIDAD A LA PALABRA
NUESTRA FE EN EL PODER DE LA ORACIÓN. R.

MADRE DE LOS APÓSTOLES, MARÍA,
INCÚLCANOS EL CELO ABRASADOR
QUE TUVIERON UN DÍA PEDRO Y PABLO
RESPONDIENDO A LA LLAMADA DEL SEÑOR. R.