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COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

Periódico Litúrgico | XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

 

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
 
04.08.2024
 
RITOS INICIALES
 
CANTO DE ENTRADA
 
Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.
 
UNA LUZ EN LA OSCURIDAD, UN ARROYO DE AGUA VIVA
UN CANTAR A LA ESPERANZA QUIERE SER TU IGLESIA
QUIERE SER TUS MANOS, QUIERE SER TU VOZ, QUIERE SER TU IMAGEN
 
MANOS POBRES DE CRISTO,
DURAS Y SECAS, LLENAS DE GRACIAS.
 
MANOS SOLIDARIAS EN LA MISERIA
QUE COMPARTAN LA TRISTEZA
Y LA ALEGRIA DE VIVIR. MANOS DE AMOR Y DE PAN
MANOS DE HOMBRES Y DE DIOS.
 
UNA LUZ EN LA OSCURIDAD, UN ARROYO DE AGUA VIVA
UN CANTAR A LA ESPERANZA QUIERE SER TU IGLESIA
QUIERE SER TUS MANOS, QUIERE SER TU VOZ, QUIERE SER TU IMAGEN
 
 
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, inciensarlo. Luego todos van a las sillas.
 
SAUDAÇÃO
 
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.: Amen
 
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
R.: Y con tu espíritu.
 
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
 
ACTO PENITENCIAL
 
Pres.:  Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:
R.:  Yo confieso ante Dios todo-poderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Golpeándose el pecho, dicen:
R.: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
 
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R.: Amén.
 
Pres.:  Señor, ten piedad.
R.:  Señor, ten piedad.
Pres.: Cristo, ten piedad.
R.: Cristo, ten piedad.
Pres.: Señor, ten piedad.
R.: Señor, ten piedad.
 
HIMNO DO GLÓRIA
 
Canta-se ou recita-se em seguida o hino:
 
R.:  Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
 
ORACION COLECTA
 
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la
oración colecta:
Derrama, Padre, tu misericordia sobre tu pueblo suplicante, y ya que nos gloriamos de tenerte por Creador y Señor, renueva en nosotros tu gracia y consérvala en tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 
R.: Amén.
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMEIRA LECTURA
(Ex 16, 2-4. 12-15)
 
Leitor: Lectura del libro del Éxodo
En aquellos días: En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea. Entonces el Señor dijo a Moisés: Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley. Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: “A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que Yo, el Señor, soy su Dios”. Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. Cuando ésta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: ¿Qué es esto? Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento.
 
Leitor: Palabra de Dios.
R.: Te alabamos, Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL
(Sl 77, 3-4bc. 23-25. 54)
 
R. El Señor les dio como alimento un trigo celestial.
 
Lo que hemos oído y aprendido, lo que nos contaron nuestros padres, lo narraremos a la próxima generación: son las glorias del Señor y su poder.
 
Mandó a las nubes en lo alto y abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos el maná, les dio como alimento un trigo celestial.
 
Todos comieron un pan de ángeles, les dio comida hasta saciarlos. Los llevó hasta su Tierra santa, hasta la Montaña que adquirió con su mano.
 
 
SEGUNDA LECTURA
(Ef 4, 17. 20-24)
 
Leitor: Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso
Hermanos: Les digo y les recomiendo en nombre del Señor: no procedan como los paganos, que se dejan llevar por la frivolidad de sus pensamientos. Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de Él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De Él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.
 
Leitor: Palabra de Dios.
R.: Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACION AL EVANGELIO
(Aleluia!)
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
EL HOMBRE NO VIVE SOLAMENTE DE PAN,
SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
.: Dame tu bendición.
El sacerdote dice en voz baja:
Pres.: Que el Señor esté en vuestro corazón y en vuestros labios para que podáis proclamar dignamente su Evangelio: en el nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo.
El diácono hace la señal de la cruz y responde:
.: Amén.
 
Si no hay diácono, el sacerdote, inclinándose ante el altar, reza en silencio.
 
EVANGELIO
(Jo 6, 24-35)
 
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
V.: El Señor esté con ustedes.
R.: Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote), dice:
V.: Del santo Evangelio según San Juan
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
R.: Gloria a ti, Señor.
 
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
.: En aquel tiempo, Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo llegaste? Jesús les respondió: Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello. Ellos le preguntaron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? Jesús les respondió: La obra de Dios es que ustedes crean en Aquél que Él ha enviado. Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Les dio de comer el pan bajado del cielo”. Jesús respondió: Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo. Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les respondió: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
 
V.:  Palabra del Señor.
R.:  Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
 
HOMILÍA
 
Luego se pronuncia la homilía, que es responsabilidad del sacerdote o diácono; Es obligatorio todos los domingos y días festivos y también recomendado el resto de días.
 
CREDO
(Símbolo de los Apostoles)
 
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
 
.: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan:
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Pres.: Invoquemos, hermanos, a Dios Padre, pidámosle que escuche nuestras oraciones y roguémosle con fe que venga en auxilio de nuestras necesidades:
.: Escucha, Señor, nuestra oración.
 
1.  Por el Papa Juan Pablo VI, por nuestro obispo N., por todos los obispos y sacerdotes, que el Señor los haga santos y les conceda el espíritu de sabiduría a fin de que proclamen con rectitud la verdadera palabra. oremos.
 
2. Por los gobernantes de todas las naciones, por el progreso y el bienestar de los ciudadanos, y por la verdadera paz y libertad, oremos.
 
3. Por los que están lejos de sus hogares, por los viajeros, por los que se encuentran en peligro, que el Señor les conceda un ángel que los proteja y los aleje de todo mal.
 
4. Por los hombres de todos los pueblos y de todas las religiones, para que el Señor les revele su bondad y dirija su camino hacia el conocimiento de la verdad plena.
 
Pres.: Dios nuestro, que has confiado al hombre las riquezas inmensas de la creación, escucha las oraciones de tu Iglesia, no permitas que falte a ninguno de tus hijos el pan de cada día, y suscita también en nuestros corazones el deseo de saciar aquella hambre de verdad que tú mismo infundes en el corazón de todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
.: Amén.
 
LITURGIA EUCARÍSTICA
 
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
 
Es recomendable que los fieles expresen su participación trayendo una ofrenda, ya sea pan y vino para la celebración de la Eucaristía, u otra donación para ayudar a la comunidad y a los pobres.
 
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
 
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
 
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
 
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
 
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
 
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
 
INVITACIÓN A LA ORACIÓN
 
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.:  Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Santifica los dones que te presentamos, Señor, y, al aceptar este sacrificio espiritual, conviértenos en ofrenda eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
.: Amén.
 
PREFÁCIO
 
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
.: Y con tu espíritu.
El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote añade:
Pres.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
.: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.:  En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas. Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido. Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo:
 
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
 
.:  Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
 
El sacerdote dice:
Pres.: Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
 
Pres.: Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
 
El relato de la institución de la Eucaristía debe darse de forma clara y audible, como lo exige su naturaleza.
 
Pres.: Porque el mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan,
Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
 
Pres.:  Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,
Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Pres.: Éste es el Sacramento de nuestra fe!
.: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
 
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
Pres.: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección, y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
 
Pres.: Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
 
1C: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con Maria, la Virgen, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
 
2C: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
 
2C: Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
3C: A nuestros hermanos defuntos, y a cuantos murieron en tu amistad, recíbelos en tu Reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
El pueblo aclama:
.: Amen.
 
RITO DE LA COMUNIÓN
 
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
Junto con el pueblo, continúa:
.: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal
El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
.: Amén.
El sacerdote añade:
Pres.: A paz do Senhor esteja sempre convosco. La paz del Señor esté siempre con ustedes
.: Y con tu espíritu.
 
SALUDO DE PAZ
 
Luego, si procede, el diácono o sacerdote dice:
.: En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.
Y cada uno, según la costumbre del lugar, se manifiesta entre sí paz, comunión y caridad; el sacerdote da la paz al diácono y a los demás ministros.
 
 
FRACCIÓN DE PAN
 
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
 
Se canta o se dice:
.:  Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
 
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.:Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
 
COMUNIÓN 
 
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
.: El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
.: Amen.
 
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
 
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 
(Cf. Sab 16, 20)
 
.: Nos diste, Señor, el pan del cielo, que tiene un sabor incomparable; satisface todos los gustos. 
Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
 
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 
 
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Acompaña y protege siempre, Señor, a quienes has renovado con este don celestial, y ya que nos reconfortas constantemente concédenos participar de la redención eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
.: Amén.
 
RITO DE CONCLUSIÓN
 
FINAL BENDICIÓN FINAL
(Tempo Comum III)
 
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
 
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
.: Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.: La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
.: Amén.
 
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
.: En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
.: Demos gracias a Dios.
 
Después el sacerdote se retira a la sacristía.