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COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

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É Ano Santo! Somos também peregrinos da Esperança! - Jubileu 2025: Peregrinos da Esperança

Periódico Litúrgico | Solemnidad de la Epifanía del Señor

   

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
05.01.2025 | 06.01.2025

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA
(A Belén pastores)

Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.

//A BELÉN PASTORES DEBEMOS MARCHAR,
QUE EL REY DE LOS REYES HA NACIDO YA//

VAMOS PASTORCITOS, QUE EL REY CELESTIAL,
TIENE POR MORADA HUMILDE PORTAL. ℟.

LA VIRGEN BENDITA MIMÁNDOLO ESTÁ,
DE RODILLAS TODOS VÁMOSLE A ADORAR. ℟.

MUY FRÍA LA NIEVE QUE CAYENDO ESTÁ,
AY EL POBRECITO, QUE FRÍO TENDRÁ. ℟.

SOBRE UNAS PAJITAS TENDIDITO ESTÁ,
AY EL POBRECITO, CÓMO LLORARÁ. ℟.

ANTÍFONA DE ENTRADA
(Cf. Mal 3, 1; 1 Cro 19, 12)

Si no hay canto de entrada, se recita la antífona:
Miren que llega el Señor que domina; en su mano está el reino y el poder y la fuerza.
 
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, inciensarlo. Luego todos van a las sillas.
 
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟.: Amén
 
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con todos ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
 
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
 
ACTO PENITENCIAL
 
Pres.: Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la confesión general:
℟.: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. 
Y, golpeándose el pecho, dicen: 
℟.: Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. 
Luego, prosiguen: 
℟.: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
 
Sigue la absolución del sacerdote:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟.: Amén.

Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.

Pres.: Cristo, ten piedad.
℟.: Cristo, ten piedad.

Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
 
GLORIA
 
℟.: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
 
ORACION COLECTA
 
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oh, Dios, que revelaste en este día tu Unigénito a los pueblos gentiles por medio de una estrella, concédenos con bondad, a los que ya te conocemos por la fe, poder contemplar la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
(Is 60, 1-6)
 
Lector: Lectura del libro de Isaías.
¡Levántate y resplandece, Jerusalén,
porque llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen hacia ti;
llegan tus hijos desde lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti,
y a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos,
dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso,
y proclaman las alabanzas del Señor.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 71)
 
℟. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. ℟.

En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. ℟.

Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos. ℟.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. ℟.

SEGUNDA LECTURA
(Ef 3, 2-3a. 5-6)
 
Lector: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Hermanos:
Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de ustedes, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
HEMOS VISTO SALIR SU ESTRELLA Y VENIMOS A ADORAR AL SEÑOR.
 
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
 
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
℣.: Padre, dame tu bendición.

El sacerdote dice en voz baja:
Pres.:
 El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo  y del Espíritu Santo.

El diácono hace la señal de la cruz y responde:
℣.:
 Amén.

Pero si no está presente el diácono, el sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
 
EVANGELIO
(Mt 2, 1-12)
 
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.:
 
El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

El diácono (o el sacerdote), dice:
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
℟.:
 Gloria a ti, Señor.
 
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
℣.:
 
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Vayan y averigüen cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encuentren, avísenme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
℣.:  Palabra del Señor.
℟.:  Gloria a ti, Señor Jesús.
__________________

ANUNCIO DE LAS FIESTAS MOVIBLES
 
Donde sea costumbre o se considere oportuno, después del Evangelio se pueden anunciar las fiestas móviles del año.

℣.: Queridos hermanos:

La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación. Centro de todo el año litúrgico es el Triduo pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la noche santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 20 de abril. Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y la muerte.

De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 5 de marzo. La Ascensión del Señor, que este año será el 5 de junio. El Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 8 de junio. El primer domingo de Adviento, que celebraremos el día 30 de noviembre.

También en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor.

A él, el Cristo glorioso, el que es, el que era y ha de venir, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
__________________
 
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
 
HOMILÍA
 
Luego se pronuncia la homilía, que es responsabilidad del sacerdote o diácono; Es obligatorio todos los domingos y días festivos y también recomendado el resto de días.

CREDO
(Símbolo Niceno-constantinopolitano)
 
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
℟.: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, 
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se arrodillan. 
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pílato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reíno no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL
 
Pres.: 
Oremos a Dios Padre Todopoderoso, que ha enviado a Jesucristo para manifestarnos su gloria, diciendo:
℟.: Escúchanos, Dios de bondad.

1. Por la Iglesia y sus ministros, para que por el anuncio del Evangelio sea signo de salvación para todos los pueblos. Oremos.  ℟.

2. Por los gobernantes de las naciones, para que destierren todo afán de poder y dominio, y dirijan los pueblos por caminos de unidad, progreso y solidaridad. Oremos. ℟.

3. Por nuestros hermanos que sufren a causa de la enfermedad, de la violencia y del abandono, para que vean resplandecer en sus vidas, por la caridad cristiana, la luz de Cristo. Oremos. ℟.

4. Por todas las familias, llamadas a contemplar en este día la realeza de Cristo en la humildad del pesebre, para que, siguiendo su ejemplo, las familias sean las promotoras de una sociedad que crece y se desarrolla en los valores de la solidaridad, el servicio y la fraternidad. Oremos. ℟.

5.  Por todos los creyentes que celebramos la Epifanía del Señor, para que reconociendo en Jesús, al Mesías en quien se han cumplido las promesas de Dios, nos unamos a su mensaje de amor y de esperanza. Oremos. ℟.
 
Pres.: Acoge Padre Santo nuestras súplicas que con fe te hemos dirigido por mediación de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA
 
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
(Ofrendas al Niño)
 
Terminado lo anterior, comienza el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

UNA ESTRELLA DESDE EL CIELO
NOS DIRIGE HACIA EL PORTAL
DONDE DICEN QUE EN BELÉN
JESÚS HA NACIDO YA.

VENID, VENID A ADORAR 
ENTREGUEMOSLE NUESTRAS OFRENDAS
VENID, VENID A ADORAR 
AL DIOS NIÑO QUE ESTÁ EN EL PORTAL.

NO LE ENTREGUES LOS TESOROS
DE ESTE MUNDO TAN HOSTIL
PORQUE DÁNDOLE TU AMOR
AL NIÑITO HARÁS FELIZ. ℟.

SI TÚ NO TIENES RIQUEZAS
NO TE TIENE QUE IMPORTAR 
PUES EL NIÑO ESTÁ CONTENTO
SI LE OFRECES TU AMISTAD. ℟.

Y QUIÉN TIENE MUCHOS BIENES
NO SE DEBE PREOCUPAR 
PUES ESTO LO SOLUCIONA
COMPARTIENDO A LOS DEMÁS. ℟.

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres. 
 
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
 
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
 
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
 
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
 
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
 
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
 
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.: Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Mira propicio, Señor, los dones de tu Iglesia que no son oro, incienso y mirra, sino Jesucristo que, en estas ofrendas, se manifiesta, se inmola y se da en alimento. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
 
PREFACIO DE LA EPIFANÍA
(Cristo, luz de los pueblos)
 
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: 
El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
℟.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote añade:
Pres.: 
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟.: Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.: 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy has revelado en Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad. 
Por eso, con los ángeles y arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
 
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
℟.:
 Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

PLEGARIA EUCARÍSTICA I
O CANON ROMANO

El sacerdote dice:
Pres.: PADRE misericordioso, te pedimos humildemente, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes 
Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
y bendigas  estos dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, 
Con las manos extendidas, prosigue: 
ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa Juan Pablo, nuestro obispo N., y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
 
Conmemoración de los vivos
1C: Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] 
Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene la intención de orar. 
Después, con las manos extendida, prosigue: 
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a tí, eterno Dios, vivo y verdadero.

Conmemoración de los Santos
2C: Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar el día santo en que tu único Hijo, eterno como tú en la gloria, se manifestó en la verdad de nuestra carne, hecho hombre como nosotros, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Comelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. 
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Con las manos extendidas, prosigue:
Pres.: Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.

Extendiendo las mano sobre las ofrendas, dice: 
Pres.: Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor. 
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
El cual, la víspera de su Pasión, 
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó pan en sus santas y venerables manos, 
Eleva los ojos. 
y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Pres.: Del mismo modo, acabada la cena, 
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
℟.: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice: 
Pres.: Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloría y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación. 

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquísedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue: 
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu Angel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, 
Se endereza y se signa, diciendo: 
seamos colmados de gracia y bendición. 
junta las manos. 
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]  

Conmemoración de los difuntos
Con las manos extendidas, dice: 
3C: Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. 
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue: 
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz. 
Junta las manos. 
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo: 
4C: Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, 
Con las manos extendidas, prosigue: 
que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. 
Junta las manos. 
Por Cristo, Señor nuestro.

Y continúa: 
Pres.: Por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.  
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.:
 Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
℟.: Amén.

RITO DE COMUNIÓN
 
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: 
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:

Junto con el pueblo, continúa:
℟.:
 Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal

El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
℟.:
 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.:
 Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.

El sacerdote añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con ustedes
℟.: Y con tu espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 
℣.: Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.

Y cada uno, según la costumbre del lugar, se manifiesta entre sí paz, comunión y caridad; el sacerdote da la paz al diácono y a los demás ministros.
 
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
 
Se canta o se dice:
℟.:  Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
 
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.: 
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
 
COMUNIÓN
(Vamos, vamos pastorcitos)
 
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
℣.:
 
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
℟.: Amén.
 
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.

VAMOS, VAMOS, VAMOS, VAMOS PASTORCITOS
VAMOS, VAMOS, VAMOS, VAMOS A BELÉN
Y LLEVEMOS TODOS AL DIOS DEL AMOR,
SUAVES PERFUMES DEL ALMA
Y LOS HOMENAJES DE LA ADORACIÓN.

EN EL PORTAL DE BELÉN
HAY ESTRELLAS, SOL Y LUNA,
LA VIRGEN Y SAN JOSÉ
Y EL NIÑO DIOS EN LA CUNA. ℟.

ENTRE TANTO SAN JOSÉ
LO ACARICIA EN SUS BRAZOS
Y LA VIRGEN MARÍA
LO ACARICIA EN SU REGAZO. ℟.

PASTORCITOS GRAN NOTICIA
GRATA NUEVA OS VOY A DAR,
QUE TRES REYES DEL ORIENTE
SE DIRIGEN AL PORTAL. ℟.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Cf. Mt 2, 2)

Si no hay canto de comunión, se recita la antífona: 
℣.:
 Hemos visto salir su estrella en Oriente y venimos con regalos a adorar al Señor.

Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
 
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: 
Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Que tu luz, Señor, nos prepare siempre y en todo lugar, para que contemplemos con mirada limpia y recibamos con amor sincero el misterio del que has querido hacernos partícipes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
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ORACIÓN DEL JUBILEO
 
Pres.: Señor, elevamos nuestros corazones a ti llenos de gratitud por la bendición de los últimos 10 años de nuestra comunidad. Ante ti, reconocemos la importancia de este espacio virtual que une corazones, promueve amistades y fortalece lazos fraternos entre quienes buscan la fe.

Damos gracias, Señor, por cada miembro de esta comunidad, por sus aportes, por el compartir de amor, amistad y alegría que se manifiesta en cada construcción y encuentro virtual. Que el espíritu de solidaridad y compasión siga creciendo entre nosotros, guiándonos por el camino de la fraternidad y el respeto mutuo.

Que bendigas a todos los que trabajan en este ambiente, dedicando su tiempo y esfuerzo a mantener este espacio de evangelización. Concédeles sabiduría, paciencia y discernimiento para guiar a la comunidad por el camino de la paz y la justicia. Que este jubileo sea un hito para un nuevo ciclo de crecimiento espiritual, en el que podamos seguir siendo un faro de fe y esperanza para todos los que encuentran refugio e inspiración en esta comunidad.

Bendícenos, Señor, para perseverar en la construcción de un entorno que refleje tu luz y tu amor. Que nuestras acciones y palabras estén siempre guiadas por tu voluntad, y que seamos testigos, a través de este espacio, de la belleza de la comunión y de la amistad cristiana.

Señor, que durante este jubileo crezca en nosotros el espíritu de solidaridad, para que estemos siempre dispuestos a ayudarnos y apoyarnos unos a otros, especialmente a los que más lo necesitan. Por Cristo nuestro Señor.

Señor, fuente de vida y de verdad, despierta en nosotros el deseo de ser santos. Haznos comprender que esta luz no viene de nosotros, sino de ti. Fórmanos para que seamos testigos del santo Evangelio en todas partes, especialmente en los confines de la tierra. Ayúdanos a crecer en la caridad y a conservarnos en la santidad.
℟.: Amén.
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RITO DE CONCLUSIÓN
 
BENDICIÓN FINAL
(Epifanía del Señor)
 
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
 
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

Pres.: Que Dios, quien misericordiosamente los llamó de las tinieblas a su luz admirable, derrame su bendición sobre ustedes y fortalezca su corazón en la fe, la esperanza y la caridad.
℟.: Amén.

Pres.: Y puesto que siguen confiadamente a Cristo, que hoy se manifestó al mundo, como una luz que brilla en las tinieblas, que él haga que también ustedes sean luz para sus hermanos.
℟.: Amén.

Pres.: Para que así, cuando termine su peregrinación terrena, se encuentren con Cristo, el Señor, luz de luz, a quien los magos buscaron guiados por la estrella y, llenos de gozo, lograron encontrar.
℟.: Amén.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.:
 Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
 
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.:
 Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.

Después el sacerdote se retira a la sacristía.

CANTO DE SALIDA
(Salve Reina y Madre)

SALVE REINA Y MADRE, SALVE DULCE AMOR
DEL JARDÍN DEL CIELO, LA MÁS BELLA FLOR.

SALVE REINA Y MADRE, SALVE DULCE AMOR
DEL JARDÍN DEL CIELO, LA MÁS BELLA FLOR
DEL JARDÍN DEL CIELO, LA MÁS BELLA FLOR

EN UNA COLINA, CON LA NIEVE FRÍA
REPOSA LA NOCHE, LA VIRGEN MARÍA
REPOSA LA NOCHE, LA VIRGEN MARÍA. ℟.

LA MALVADA MULA, CON SUS FINOS DIENTES
LE COMIÓ LA PAJA, AL NIÑO INOCENTE
LE COMIÓ LA PAJA, AL NIÑO INOCENTE. ℟.