Este site não pertence a Igreja Católica da realidade. Somos uma representação dela em um jogo virtual conhecido como Minecraft.

COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA

COMUNIDADE CATÓLICA DE MINECRAFT - A UMA DÉCADA A SERVIÇO DA IGREJA
É Ano Santo! Somos também peregrinos da Esperança! - Jubileu 2025: Peregrinos da Esperança

Periódico Litúrgico | II Domingo del Tiempo Ordinario

 

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
 19.01.2025
 
RITOS INICIALES
 
CANTO DE ENTRADA
(Vienen con alegría)
 
Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.

VIENEN CON ALEGRÍA, SEÑOR
CANTANDO VIENEN CON ALEGRÍA, SEÑOR
//LOS QUE CAMINAN POR LA VIDA, SEÑOR
SEMBRANDO TU PAZ Y AMOR.//
 
VIENEN TRAYENDO LA ESPERANZA
A UN MUNDO CARGADO DE ANSIEDAD
A UN MUNDO QUE BUSCA Y QUE NO ALCANZA
CAMINOS DE AMOR Y DE AMISTAD. ℟.

VIENEN TRAYENDO ENTRE SUS MANOS
ESFUERZOS DE HERMANOS POR LA PAZ
DESEOS DE UN MUNDO MÁS HUMANO
QUE NACEN DEL BIEN Y LA VERDAD. ℟.

CUANDO EL ODIO Y LA VIOLENCIA
ANIDEN EN NUESTRO CORAZÓN
EL MUNDO SABRÁ QUE POR HERENCIA
LE AGUARDAN LA TRISTEZA Y EL DOLOR. ℟.

 
ANTÍFONA DE ENTRADA
(Cf. Sal 65, 4)

Si no hay canto de entrada, se recita la antífona:
℣.Que se postre ante ti, oh, Dios, la tierra entera; que toquen en tu honor; que toquen para tu nombre, oh Altísimo.
 
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, inciensarlo. Luego todos van a las sillas.
 
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟.: Amén
 
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: El Señor, que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con todos ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
 
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
 
ACTO PENITENCIAL
 
Pres.: El Señor ha dicho: El que esté sin pecado, que tire la primera piedra. Reconociendo con humildad que somos pecadores, pidamos a Dios, desde lo más íntimo de nuestro corazón, que nos perdone.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, el sacerdote dice:
Pres.:  Señor, ten misericordia de nosotros.
℟.:  Porque hemos pecado contra ti. 

El sacerdote prosigue:
Pres.:  Muéstranos, Señor, tu misericordia.
℟.:  Y danos tu salvación.
 
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟.: Amén.
 
Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.

Pres.: Cristo, ten piedad.
℟.: Cristo, ten piedad.

Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
 
GLORIA
 
℟.: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
 
ORACION COLECTA
 
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha compasivo la oración de tu pueblo, y concede tu paz a nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 
℟.: Amén.
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
(Is 62, 1-5)
 
Lector: Lectura del libro de Isaías.
Por amor a Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi predilecta»,
y a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá un esposo.
Como un joven se desposa con una doncella,
así te desposan tus constructores.
Como se regocija el marido con su esposa,
se regocija tu Dios contigo.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 95)
 
R. Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones.

Canten al Señor un cántico nuevo,
canten al Señor, toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su nombre. ℟.
 
Proclamen día tras día su victoria.
Cuenten a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. ℟.
 
Familias de los pueblos, aclamen al Señor,
aclamen la gloria y el poder del Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor. ℟.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Digan a los pueblos: «El Señor es rey:
él gobierna a los pueblos rectamente». ℟.
 
 
SEGUNDA LECTURA
(1 Cor 12, 4-11)
 
Lector: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le ha concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.
El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
(Cf. 2 Tes 2, 14)
 
℟.: Aleluya, aleluya, aleluya.
 
℣.Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
 
℟.: Aleluya, aleluya, aleluya.
 
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
℣.: Padre, dame tu bendición.

El sacerdote dice en voz baja:
Pres.: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo  y del Espíritu Santo.

El diácono hace la señal de la cruz y responde:
℣.: Amén.

Pero si no está presente el diácono, el sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
 
EVANGELIO
(Jn 2, 1-11)
 
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

El diácono (o el sacerdote), dice:
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
y, mientras tanto, hace la señal de la cruz sobre el libro y luego sobre sí mismo, en la frente, la boca y el pecho.
℟.: Gloria a ti, Señor.
 
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
℣.: En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».
Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
«Hagan lo que él les diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
«Llenen las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
«Saquen ahora y llévenlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Éste fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
℣.:  Palabra del Señor.
℟.:  Gloria a ti, Señor Jesús.
 
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
 
HOMILÍA
 
Luego se pronuncia la homilía, que es responsabilidad del sacerdote o diácono; Es obligatorio todos los domingos y días festivos y también recomendado el resto de días.
 
CREDO
(Símbolo Apostólico)
 
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
 
℟.: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan:
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Pres.: Oremos, hermanos, confiadamente a Dios Nuestro Padre que concede todos los bienes de paz y salvación a sus criaturas. Y respondemos:
℟.: Escucha, Padre, nuestra oración.
 
1.  Por el Papa, los Obispos y por todos los prelados del mundo, para que fomenten la fe católica representada e iniciada por el Bautismo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Oremos. ℟.
 
2. Por los gobernantes de todos los países y por los representantes del poder económico y social, para que fomenten la igualdad, la solidaridad y el mutuo respeto para todos. Oremos. ℟.
 
3. Por las familias divididas, para que, a la luz de la Palabra de Dios, con la ayuda y la comprensión de los hermanos, puedan descubrir el sentido cristiano de la vida y nunca duden de la misericordia del Padre. Oremos. ℟.
 
4. Por los niños y los jóvenes, y todos aquellos que inician una nueva etapa de su vida, para que entiendan y confíen en la voluntad de Dios y practiquen siempre el amor a los hermanos. Oremos. ℟.

5. Por nosotros y por nuestra asamblea, para que la llamada del Señor resuene profundamente en nuestro espíritu y nos disponga a una conversión sincera. Oremos.℟.
 
Pres.: Tu amor, Señor, no tiene fin; concédenos a nosotros y a todos los hombres el poder experimentar con gozo que tu misericordia es más grande que nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟.: Amén.
 
LITURGIA EUCARÍSTICA
 
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
 
Terminado lo anterior, comienza el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

TE OFRECEMOS, PADRE NUESTRO,
CON EL VINO Y CON EL PAN
NUESTRAS PENAS Y ALEGRÍAS,
EL TRABAJO Y NUESTRO AFÁN.

COMO EL TRIGO DE LOS CAMPOS,
BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ,
SE TRANSFORMAN NUESTRAS VIDAS
EN EL CUERPO DE JESÚS. ℟.

ESTOS DONES SON EL SIGNO
DEL ESFUERZO DE UNIDAD,
QUE LOS HOMBRES REALIZAMOS
EN EL CAMPO Y LA CIUDAD. ℟.

ES TU PUEBLO QUIEN TE OFRECE,
CON LOS DONES DEL ALTAR,
LA NATURALEZA ENTERA
ANHELANDO LIBERTAD. ℟.

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres. 
 
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
 
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
 
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
 
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
 
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
 
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
 
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.: Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Concédenos, Señor, participar dignamente en estos sacramentos, pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo, se realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
 
PREFACIO DOMINICAL VI
(Las prendas de la Pascua eterna)
 
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El sacerdote añade:
Pres.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En quien vivimos, nos movemos y existimos; y, todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos. 
Por eso, Señor, te damos gracias y proclamamos tu grandeza cantando con los ángeles:
 
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
℟.:  Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
PLEGARIA EUCARÍSTICA II
 
El sacerdote dice:
Pres.: SANTO eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;
 
Pres.: Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y  la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
 
El relato de la institución de la Eucaristía debe darse de forma clara y audible, como lo exige su naturaleza.
Pres.: Él cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada,
Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Pres.:  Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
 
El sacerdote prosigue:
Pres.: Éste es el Sacramento de nuestra fe.
℟.: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
 
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
Pres.: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el Pan de Vida y el Cáliz de Salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

Pres.: Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
 
1C: Acuérdate, Señor de tu Iglesia, extendida por toda la tierra, y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Clemente, con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
 
2C: Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. 

3C:Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
 
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
℟. Amén.
 
RITO DE COMUNIÓN
 
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:

Junto con el pueblo, continúa:
℟.: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal

El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
℟.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
El sacerdote junta sus manos y concluye:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

El sacerdote añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con ustedes
℟. Y con tu espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 
V.: En el Espíritu de Cristo resucitado, dense fraternalmente la paz.

Y cada uno, según la costumbre del lugar, se manifiesta entre sí paz, comunión y caridad; el sacerdote da la paz al diácono y a los demás ministros.
 
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
 
Se canta o se dice:
℟.  Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
 
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.:Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
 
COMUNIÓN
(Acerquemonos todos al Altar)
 
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
℣.: El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
℟. Amén.
 
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.

ACERQUÉMONOS TODOS AL ALTAR
QUE ES LA MESA FRATERNA DEL AMOR,
//PUES SIEMPRE QUE COMEMOS DE ESTE PAN
RECORDAMOS LA PASCUA DEL SEÑOR//

LOS HEBREOS, EN MEDIO DEL DESIERTO, COMIERON EL MANÁ,
NOSOTROS, PEREGRINOS DE LA VIDA, COMEMOS ESTE PAN;
LOS PRIMEROS CRISTIANOS OFRECIERON SU CUERPO COMO TRIGO;
NOSOTROS, ACOSADOS POR LA MUERTE, BEBEMOS ESTE VINO. ℟.

COMO CRISTO HECHO PAN DE CADA DÍA, SE OFRECE EN EL ALTAR
NOSOTROS ENTREGADOS AL HERMANO COMEMOS DE ESTE PAN;
COMO EL CUERPO DE CRISTO ES UNO SOLO POR TODOS OFRECIDOS
NOSOTROS OLVIDANDO DIVISIONES BEBEMOS ESTE VINO. ℟.

COMO CIEGOS EN BUSCA DE LA AURORA, DOLIENTES TRAS LA PAZ
BUSCANDO TIERRA NUEVA Y CIELOS NUEVOS, COMAMOS ESTE PAN.
ACERQUÉMONOS TODOS LOS CANSADOS, PORQUE EL ES NUESTRO ALIVIO
Y SIEMPRE QUE EL DESIERTO NOS AGOBIE, BEBAMOS ESTE VINO. ℟.


ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Cf. Sal 22, 5 o Cf. 1 Jn 4, 16)

Si no hay canto de comunión, se recita la antífona: 
℣.: Preparas una mesa ante mí y mi cáliz glorioso rebosa.
O bien:
℣.: Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene.

Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
 
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Derrama, Señor, en nosotros tu Espíritu de caridad, para que hagas vivir concordes en el amor a quienes has saciado con el mismo pan del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
 
BENDICIÓN FINAL
(Tiempo Ordinario III)
 
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
 
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.

Pres.: Que Dios todopoderoso los bendiga con su misericordia y les conceda la sabiduría que salva.
℟.: Amén.

Pres.: Que aumente siempre en ustedes la fe y los haga perseverar en las buenas obras.
℟.: Amén.

Pres.: Que enderece hacia sí los pasos de ustedes y les muestre el camino del amor y de la paz.
℟.: Amén.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo  y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
 
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.: La alegría del Señor sea nuestra fuerza. Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.

Después el sacerdote se retira a la sacristía.

CANTO DE SALIDA
(¿Quien será la mujer?)

QUIÉN SERÁ LA MUJER QUE A TANTOS INSPIRÓ
POEMAS BELLOS DE AMOR.
LE RINDEN HONOR LA MÚSICA, LA LUZ,
EL MÁRMOL, LA PALABRA Y EL COLOR.

QUIÉN SERÁ LA MUJER QUE EL REY Y EL LABRADOR
LLAMAN EN SU DOLOR;
EL SABIO, EL IGNORANTE, EL POBRE Y EL SEÑOR,
EL SANTO AL IGUAL QUE EL PECADOR.

//MARÍA ES ESA MUJER
QUE DESDE SIEMPRE EL SEÑOR SE PREPARÓ,
PARA NACER COMO UNA FLOR
EN EL JARDÍN QUE A DIOS ENAMORÓ.//

QUIÉN SERÁ LA MUJER RADIANTE COMO EL SOL
VESTIDA DE RESPLANDOR,
LA LUNA A SUS PIES, EL CIELO EN DERREDOR
Y ÁNGELES CANTÁNDOLE SU AMOR.

QUIÉN SERÁ LA MUJER HUMILDE QUE VIVIÓ
EN UN PEQUEÑO TALLER,
AMANDO SIN MILAGROS, VIVIENDO DE SU FE,
LA ESPOSA SIEMPRE ALEGRE DE JOSÉ. ℟.