SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DEL DÍA
25.12.2024
Está permitido que la Misa de la Aurora, y la Misa del Día de Navidad, sea celebrada desde le día 24(Martes).
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(The first Noel)
Está permitido que la Misa de la Aurora, y la Misa del Día de Navidad, sea celebrada desde le día 24(Martes).
Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.
EN LA NOCHE SE ELEVÓ UN RADIANTE ESPLENDOR,
TODO EL CIELO SE ABRE, HOY NACE EL SEÑOR.
EN LA TIERRA A LOS PASTORES UNA VOZ LO ANUNCIÓ:
ACOGED A ESTE NIÑO QUE POR DIOS SE NOS DIO.
NOEL, NOEL, NOEL, NOEL
HOY HA NACIDO EL REY DE ISRAEL.
HOY EL SOL BRILLARÁ CON INTENSO FULGOR,
PUES EL MÁS ESPERADO SU TIENDA PLANTÓ.
ALBA NUEVA EN LA TIERRA, TÚ, MESÍAS, SERÁS;
LA PALABRA QUE EL PADRE HOY NOS QUIERE ANUNCIAR. ℟.
CADA DÍA EN NUESTRAS VIDAS DEBE SER NAVIDAD
SI EN EL HOMBRE QUE SUFRE VEMOS SIEMPRE A JESÚS
ENTRE AQUELLOS QUE CAMINAN, QUE CON NOSOTROS VAN,
LA LUZ LLENA LA TIERRA, BAJA EL CIELO A SU FAZ. ℟.
ANTÍFONA DE ENTRADA
(Cf. Is 9, 5)
Si no hay canto de entrada, se recita la antífona:
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva a hombros el principado, y es su nombre: Ángel del gran consejo.
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, inciensarlo. Luego todos van a las sillas.
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟.: Amén
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con todos ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
ACTO PENITENCIAL
Pres.: Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la confesión general:
℟.: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
℟.: Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa.
Luego, prosiguen:
℟.: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Sigue la absolución del sacerdote:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟.: Amén.
Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
Pres.: Cristo, ten piedad.
℟.: Cristo, ten piedad.
Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
GLORIA
℟.: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACION COLECTA
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oh, Dios, que estableciste admirablemente la dignidad del hombre y la restauraste de modo aún más admirable, concédenos compartir la divinidad de aquel que se dignó participar de la condición humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Is 52, 7-10)
Lector: Lectura del libro de Isaías.
Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Rompan a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 97)
℟. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Canten al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. ℟.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. ℟.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
griten, vitoreen, toquen. ℟.
Tañen la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamen al Rey y Señor. ℟.
SEGUNDA LECTURA
(Heb 1, 1-6)
Lector: Lectura de la carta a los Hebreos.
En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mí un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
NOS HA AMANECIDO UN DÍA SAGRADO;
VENGAN, NACIONES, ADOREN AL SEÑOR,
PORQUE HOY UNA GRAN LUZ HA BAJADO A LA TIERRA.
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
℣.: Padre, dame tu bendición.
Pres.: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo.
℣.: Amén.
Pero si no está presente el diácono, el sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.: El Señor esté con ustedes.
EVANGELIO
(Jn 1, 1-18)
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote), dice:
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
℟.: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
℣.: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
℣.: Palabra del Señor.
℟.: Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
HOMILÍA
CREDO
(Símbolo Niceno-constantinopolitano)
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
℟.: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se arrodillan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pílato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reíno no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
℟.: Escúchanos, Dios de amor.
1. Para que toda la Iglesia rompa a cantar a coro, porque el Señor ha descubierto su
santo brazo a los ojos de todas las naciones, y sepa llevar a todas las gentes la
Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
℟.
2. Para que todos los pueblos, razas y naciones del mundo encuentren la paz, y así
los confines de la tierra contemplen la victoria de nuestro Dios. Roguemos al
Señor. ℟.
3. Para que Dios nos conceda abundantes y santas vocaciones sacerdotales al
servicio de la Iglesia que, como María, engendren en la fe a Jesús y lo den
en la vida a los hermanos. Roguemos al Señor. ℟.
4. Para que los agonizantes y cuantos han dejado este mundo, puedan contemplar
cara a cara a Jesús, el Dios hecho hombre, el Dios con nosotros, que está sentado a
la derecha de Su Majestad en las alturas. Roguemos al Señor ℟.
5. Para que todos los que estamos aquí presentes, nuestros familiares y todos
aquellos que nos rodean, nos acojamos con amor y vivamos la gran alegría de la
Navidad: que el Verbo se ha hecho carne, y ha habitado entre nosotros .
Roguemos al Señor. ℟.
Pres.: Muestra, Padre santo, tu bondad a tu pueblo que vuelve los ojos a Belén, y dale la paz que te suplica al adorar a tu Hijo; y ya que por tu Verbo, luz verdadera, se hizo todo, y sin Él no se hizo nada de lo que se ha hecho, concédenos todo lo que con fe te hemos pedido, y haz que en todos los corazones hoy se manifieste tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
℟.: Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
(Estoy que te doy)
Terminado lo anterior, comienza el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.
TE DOY LO MÁS FRESCO
TE DOY LO MÁS FRESCO DEL FRUTO DE MIS LABIOS
TE DOY LO MÁS FRESCO, LO QUE HAY EN MI CORAZÓN
TE DOY LO MÁS FRESCO DEL FRUTO DE MIS LABIOS
PARA TI SEÑOR JESÚS
TODOS MIS SUEÑOS HABITAN EN TI
TODA MI VIDA LA OFREZCO
TODOS MIS SUEÑOS HABITAN EN TI
TODA MI VIDA LA OFREZCO,
LA ENTREGO SEÑOR JESÚS.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.: Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Acepta, Señor, la ofrenda de este día solemne en el que se manifestó el sacrificio perfecto de nuestra reconciliación y comenzó para nosotros la plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
Pres.: Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Acepta, Señor, la ofrenda de este día solemne en el que se manifestó el sacrificio perfecto de nuestra reconciliación y comenzó para nosotros la plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
PREFACIO NAVIDAD I
(Cristo es luz)
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
℟.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote añade:
Pres.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟.: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
℟.: Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA I
O CANON ROMANO
El sacerdote dice:
Pres.: PADRE misericordioso, te pedimos humildemente, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes
Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
y bendigas ✠ estos dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
Con las manos extendidas, prosigue:
ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa Juan Pablo, nuestro obispo N., y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.
Conmemoración de los vivos
1C: Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.]
Junta las manos y ora unos momentos por quienes tiene la intención de orar.
Después, con las manos extendida, prosigue:
y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de alabanza, a tí, eterno Dios, vivo y verdadero.
Conmemoración de los Santos
2C: Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la día santo en que la Virgen María, conservando intacta su virginidad, dio a luz al Salvador del mundo, veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Comelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián] y la de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
Con las manos extendidas, prosigue:
Pres.: Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.
Extendiendo las mano sobre las ofrendas, dice:
Pres.: Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
El cual, la víspera de su Pasión,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,
Eleva los ojos.
y, elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Pres.: Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo, y lo dio a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
℟.: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Pres.: Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloría y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como aceptaste los dones del justo Abel el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquísedec.
Inclinado, con las manos juntas, prosigue:
Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de tu Angel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar,
Se endereza y se signa, diciendo:
seamos colmados de gracia y bendición.
junta las manos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
Conmemoración de los difuntos
Con las manos extendidas, dice:
3C: Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.
Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos por quienes tiene intención de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue:
A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.
Junta las manos.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:
4C: Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,
Con las manos extendidas, prosigue:
que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.
Junta las manos.
Por Cristo, Señor nuestro.
Y continúa:
Pres.: Por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
℟.: Amén.
℟.: Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
℟.: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal
El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
El sacerdote añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con ustedes
℟.: Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
℣.: Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
Se canta o se dice:
℟.: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
COMUNIÓN
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
℣.: El Cuerpo de Cristo.
℟.: Amén.
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
NACE EL NIÑO EN UN PORTAL,
EL NOS TRAE LA PAZ,
EL NOS TRAE LA NAVIDAD,
NOS TRAE LA FELICIDAD.
//VENID QUE ES HOY NOCHEBUENA,
VENID QUE ES HOY NAVIDAD,
LOS PASTORES YA
VAN CAMINANDO AL PORTAL.
GLORIA A DIOS Y EN LA TIERRA PAZ//
LOS ÁNGELES VIENEN CANTANDO,
LA ESTRELLA EMPIEZA A BRILLAR
Y EN LA TORRE LAS CAMPANAS
NO CESAN DE SONAR.
GLORIA A DIOS Y EN LA TIERRA PAZ. ℟.
MARÍA CUIDA A SU NIÑO,
JOSÉ PREPARA EL PORTAL,
LOS PASTORES DE RODILLAS
ADORAN AL ZAGAL.
GLORIA A DIOS Y EN LA TIERRA PAZ. ℟.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Sal 97, 3)
Si no hay canto de comunión, se recita la antífona:
℣.: Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
℣.: Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Dios misericordioso, hoy que nos ha nacido el Salvador del mundo para comunicarnos la vida divina, te pedimos que nos hagas igualmente partícipes del don de su inmortalidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
Dios misericordioso, hoy que nos ha nacido el Salvador del mundo para comunicarnos la vida divina, te pedimos que nos hagas igualmente partícipes del don de su inmortalidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN FINAL
(Tiempo de Navidad)
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
Pres.: Que Dios, cuya infinita bondad disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo e iluminó este día santísimo con su nacimiento glorioso, aleje de ustedes las tinieblas del pecado e ilumine sus corazones con el esplendor de las virtudes.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
Pres.: Que el mismo que encomendó a sus ángeles anunciar a los pastores el gran gozo del nacimiento del Salvador, llene los corazones de ustedes de su alegría y los haga mensajeros del Evangelio.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
Pres.: Y que Aquel que, por la encamación de su Hijo, unió la tierra con el cielo, los colme de su paz y de buena voluntad y les conceda participar un día de la Iglesia celestial.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.: Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.: Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote se retira a la sacristía.
CANTO DE SALIDA
(Humilde Nazarena)
HUMILDE NAZARENA, OH MARÍA;
BLANCURA DE AZUCENA, OH MARÍA.
SALVE MADRE VIRGINAL,
SALVE REINA CELESTIAL;
SALVE, SALVE, SALVE MARÍA.
LUCERO DE LA AURORA, OH MARÍA;
CONSUELO DEL QUE LLORA, OH MARÍA.
DIOS NACIÓ EN UN PORTAL,
FLORECIENDO EN TU ROSAL;
SALVE, SALVE, SALVE MARÍA.
TÚ ERES NUESTRA MADRE, OH MARÍA;
LEVANTAS AL QUE CAE, OH MARÍA.
SALVE, ALIVIO EN EL DOLOR,
SALVE, MADRE DEL AMOR;
SALVE, SALVE, SALVE MARÍA.