FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
12.12.2024
En México, solemnidad; en el resto de América, Fiesta.
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
(América despierta)
Una vez reunido el pueblo, el sacerdote se dirige al altar con los ministros, durante el canto de entrada.
MADRE DE LOS POBRES, DE LOS PEREGRINOS,
TE PEDIMOS POR AMÉRICA LATINA,
TIERRA QUE VISITAS CON LOS PIES DESCALZOS,
APRETANDO FUERTE UN NIÑO ENTRE TUS BRAZOS.
AMÉRICA, DESPIERTA.
SOBRE TUS CERROS DESPUNTA
LA LUZ DE UNA MAÑANA NUEVA.
DÍA DE SALVACIÓN QUE YA SE ACERCA.
SOBRE LOS PUEBLOS QUE ESTÁN EN TINIEBLAS
HA BRILLADO UNA GRAN LUZ.
LUZ DE UN NIÑO FRÁGIL QUE NOS HACE FUERTES,
LUZ DE UN NIÑO POBRE QUE NOS HACE RICOS,
LUZ DE UN NIÑO ESCLAVO QUE NOS HACE LIBRES,
ESA LUZ QUE UN DÍA NOS DISTE EN BELÉN. ℟.
MADRE DE LOS POBRES, HAY MUCHA MISERIA,
PORQUE FALTA SIEMPRE EL PAN EN MUCHAS CASAS,
EL PAN DE LA VERDAD FALTA EN MUCHAS MENTES,
EL PAN DEL AMOR QUE FALTA EN MUCHOS HOMBRES. ℟.
MADRE SOLIDARIA CON LA HUMANIDAD;
AL DECIR A DIOS: “HÁGASE TU VOLUNTAD”.
HOY NECESITAMOS DE TU INTERCESIÓN
PARA QUE VIVAMOS LIBRES DE CORRUPCIÓN. ℟.
MADRE DE LA IGLESIA QUE FUNDÓ TU HIJO,
JUNTO A TI ESPERAMOS SU SEGUNDA VENIDA.
EN COMUNIDAD COMO JESÚS LO HIZO,
CAMINAMOS HOY COMO IGLESIA EN SALIDA. ℟.
ANTÍFONA DE ENTRADA
(Cf. Ap 12, 1)
Si no hay canto de entrada, se recita la antífona:
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
Llegado al altar y habiendo hecho la debida reverencia, besarlo en señal de veneración y, si procede, incensarlo. Luego todos van a las sillas.
Ante la asamblea reunida, al terminar el canto de entrada, el sacerdote dice:
Pres.: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟.: Amén
El sacerdote saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Pres.: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote, diácono u otro ministro debidamente preparado podrá, en breves palabras, introducir a los fieles en la misa del día.
ACTO PENITENCIAL
Pres.: Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la confesión general:
℟.: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y, golpeándose el pecho, dicen:
℟.: Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa.
Luego, prosiguen:
℟.: Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Sigue la absolución del sacerdote:
Pres.: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟.: Amén.
Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
Pres.: Cristo, ten piedad.
℟.: Cristo, ten piedad.
Pres.: Señor, ten piedad.
℟.: Señor, ten piedad.
GLORIA
℟.: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACION COLECTA
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Dios, Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Ecle 24, 23-31 o Is 7, 10-14)
Lector: Lectura del libro del Eclesiástico.
Yo soy como una vid de fragantes hojas
y mis flores son producto de gloria y de riqueza.
Yo soy la madre del amor,
del temor del conocimiento
y de la santa esperanza.
En mí está toda la gracia del camino y de la verdad,
toda esperanza de vida y de virtud.
Vengan a mí, ustedes,
los que me aman y aliméntense de mis frutos.
Porque mis palabras son más dulces que la miel
y mi heredad, mejor que los panales.
Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí,
los que me beban seguirán teniendo sed de mí;
los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse
y los que se dejan guiar por mí no pecarán.
Los que me honran tendrán una vida eterna.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
O bien:
Lector: Lectura del libro de Isaías.
En aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:
«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no les basta cansar a los hombres, que cansan incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, les dará un signo.
Miren: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel, porque con nosotros está Dios».
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 66)
℟. Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora. ℟.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones. ℟.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos,
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
y que le rinda honor el mundo entero. ℟.
SEGUNDA LECTURA
(Ga 4, 4-7)
Lector: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas.
Hermanos:
Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacemos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abbá!", es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Lector: Palabra de Dios.
℟.: Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
MI ALMA GLORIFICA AL SEÑOR
Y MI ESPÍRITU SE LLENA DE JÚBILO EN DIOS, MI SALVADOR.
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
℣.: Padre, dame tu bendición.
ALELUIA, ALELUIA, ALELUIA!
Mientras tanto, el sacerdote, cuando se utiliza incienso, lo coloca en el incensario. El diácono, que proclamará el Evangelio, inclinándose profundamente ante el sacerdote, pide en voz baja la bendición:
℣.: Padre, dame tu bendición.
Pres.: El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo ✠ y del Espíritu Santo.
℣.: Amén.
Pero si no está presente el diácono, el sacerdote, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para que pueda anunciar dignamente tu santo Evangelio.
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.: El Señor esté con ustedes.
EVANGELIO
(Lc 1, 39-48)
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, y dice:
℣.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote), dice:
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
℟.: Gloria a ti, Señor.
Luego el diácono o el sacerdote, si procede, inciensa el libro y proclama el Evangelio.
℣.: En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".
℣.: Palabra del Señor.
℟.: Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego besa el libro, diciendo la oración en silencio.
HOMILÍA
CREDO
(Símbolo de los Apóstoles)
Acabada la homilía, se hace la profesión de fe
℟.: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
℟.: En ti esperamos, Señor.
1. Por nuestra santa Iglesia, para que, como María, sea dócil para acoger la intervención de Dios en la historia y esté siempre dispuesta a adherirse al soplo del Espíritu Santo. Roguemos al Señor. ℟.
2. Por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes, para que siempre cuenten con la protección de la Santísima Virgen María de Guadalupe, especialmente cuando el ejercicio de su ministerio se vuelve difícil por las adversidades de la vida. Roguemos al Señor. ℟.
3. Por los países ensangrentados por la violencia y por regímenes dictatoriales, para que la Santísima Virgen María de Guadalupe suscite en los corazones de sus gobernantes iniciativas de diálogo y de protección y defensa de la paz y la justicia. Roguemos al Señor. ℟.
4. Por los que sufren y se sienten decaídos, para que La Santísima Virgen María, que sufrió crueles dolores al pie de la cruz, sea su consuelo y esperanza. Roguemos al Señor. ℟.
5. Por quienes ahora celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe, para que nos sintamos orgullosos de nuestra cultura y defendamos nuestras costumbres y tradiciones cristianas. Roguemos al Señor. ℟.
Pres.: Dios nuestro, que has querido que santa María de Guadalupe fuera ayuda y patrona de nuestros pueblos, escucha nuestras plegarias y has que, confiando en su ayuda poderosa, obtengamos los bienes quete hemos pedido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
PRESENTACIÓN DE LOS DONES
(Te ofrecemos Padre nuestro)
Terminado lo anterior, comienza el canto para el ofertorio. Mientras tanto, los ministros colocan sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.
OH SEÑOR, TE ENTREGAMOS NUESTRA VIDA Y NUESTRO DON,
A TI DUEÑO DE LAS MIESES RECÍBELOS POR TU GRAN AMOR.
PAN DE LOS TRIGALES VINO DE LAS VIÑAS,
HOY TE PRESENTAMOS COMO OFRENDA ANTE TU ALTAR. ℟.
LOS ANHELOS Y ESPERANZAS, EL TRABAJO Y EL DOLOR,
A TI PADRE TE OFRECEMOS RECÍBELOS POR TU GRAN AMOR. ℟.
PAN Y VINO ES NUESTRA OFRENDA, CRISTO LAS TRANSFORMARÁS,
EN TU CUERPO Y EN SU SANGRE, RECÍBELOS POR TU GRAN AMOR. ℟.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, bien presentando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
El sacerdote, de pie en el centro del altar, dice:
Pres.: Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta fiesta (solemnidad) de nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé fuerza para cumplir tus mandamientos, como verdaderos hijos de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
El sacerdote, de pie ante el altar, recibe la patena con el pan en las manos y, levantándola un poco por encima del altar, dice la oración en silencio. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.
El diácono o sacerdote vierte vino y un poco de agua en el cáliz, orando en silencio.
Luego, el sacerdote recibe el cáliz en sus manos y, levantándolo un poco por encima del altar, dice la oración en silencio: luego, coloca el cáliz sobre el corporal.
Luego el sacerdote, profundamente inclinado, reza en silencio.
Y, si procede, inciensar las ofrendas, la cruz y el altar. Después, el diácono u otro ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego, el sacerdote, de pie junto al altar, se lava las manos y dice la oración en silencio.
Pres.: Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟.: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el sacerdote dice la oración sobre las ofrendas:
Pres.: Acepta, Señor, los dones que te presentamos en esta fiesta (solemnidad) de nuestra Señora de Guadalupe, y haz que este sacrificio nos dé fuerza para cumplir tus mandamientos, como verdaderos hijos de la Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
PREFACIO
(La Virgen María, signo materno del amor de Dios)
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Dice:
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
El sacerdote prosigue:
Pres.: Levantemos el corazón.
℟.: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
El sacerdote añade:
Pres.: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟.: Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio.
Pres.: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en tu inmensa bondad has querido que la Madre de tu Hijo, bajo el título de Guadalupe, fuera especial Madre nuestra, refugio y Señora, presencia viva en la historia de este pueblo tuyo.
Ella, mensajera de tu verdad y signo materno de tu amor, nos brindó compasión, auxilio y defensa, y hoy nos invita a reconciliarnos contigo y entre nosotros, y a proclamar el Evangelio de tu Hijo, para hacer que florezcan en nuestras tierras la fraternidad y la paz.
Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
En unión con el pueblo, concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
℟.: Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote dice:
Pres.: SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Pres.: Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que sean Cuerpo ✠ y Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.
El relato de la institución de la Eucaristía debe darse de forma clara y audible, como lo exige su naturaleza.
Pres.: Porque el mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan,
Toma el pan y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, continúa:
y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra al pueblo la hostia consagrada, la coloca en la patena y hace una genuflexión en adoración.
El sacerdote prosigue:
Pres.: Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz,
Toma el cáliz en sus manos y, manteniéndolo ligeramente elevado sobre el altar, continúa:
y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, la coloca sobre su cuerpo y hace una genuflexión en adoración.
El sacerdote prosigue:
Pres.: Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió.
℟.: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después, el sacerdote, con las manos extendidas dice:
Pres.: Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección, y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
1C: Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con Maria, la Virgen, Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, los santos Simón y Judas, y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
2C: Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
†A nuestros hermanos difuntos, y a cuantos murieron en tu amistad, recíbelos en tu Reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Pres.: Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
℟.: Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Pres.: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
℟.: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal
El sacerdote prosigue él solo:
Pres.: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟.: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Después el sacerdote dice en voz alta:
Pres.: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟.: Amén.
El sacerdote añade:
Pres.: La paz del Señor esté siempre con ustedes
℟.: Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
℣.: Dense fraternalmente la paz.
Luego, el sacerdote parte el pan consagrado sobre la patena y coloca un trozo en el cáliz, orando en silencio.
Se canta o se dice:
℟.: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Pres.: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟.: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
COMUNIÓN
(Madre del silencio)
Después de comulgar, el sacerdote se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el pan consagrado, diciendo a cada uno de ellos:
℣.: El Cuerpo de Cristo.
℟.: Amén.
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en el misal de altar. Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
COMO UNA TARDE TRANQUILA
COMO UN SUAVE ATARDECER,
ERA TU VIDA SENCILLA
EN EL POBRE NAZARETH,
Y EN MEDIO DE AQUEL SILENCIO
DIOS LE HABLABA AL CORAZÓN.
VIRGEN MARÍA, MADRE DEL SEÑOR
//DANOS TU SILENCIO Y PAZ
PARA ESCUCHAR SU VOZ.//
ENSÉÑANOS, MADRE BUENA
COMO SE DEBE ESCUCHAR,
AL SEÑOR CUANDO NOS HABLA,
EN UNA NOCHE ESTRELLADA,
EN LA TIERRA QUE DORMÍA
HOY DESCANSA EN SU BONDAD. ℟.
Y SOBRE TODO MARÍA,
CUANDO NOS HABLA EN LOS HOMBRES
EN EL HERMANO QUE SUFRE,
EN LA SONRISA DEL NIÑO,
EN LA MANO DE UN AMIGO,
Y EN LA PAZ DE UNA ORACIÓN. ℟.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN
(Cf. Sal 147, 20)
Si no hay canto de comunión, se recita la antífona:
℣.: No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a ninguno le ha manifestado tan claramente su amor.
℣.: No ha hecho nada semejante con ningún otro pueblo; a ninguno le ha manifestado tan claramente su amor.
Después, el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
El sacerdote, con los brazos abiertos, dice la oración:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que acabamos de recibir en este sacramento, nos ayuden, Señor, por intercesión de santa María de Guadalupe, a reconocernos y amarnos todos como verdaderos hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión.
Pres.: Oremos.
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que acabamos de recibir en este sacramento, nos ayuden, Señor, por intercesión de santa María de Guadalupe, a reconocernos y amarnos todos como verdaderos hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟.: Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN FINAL
(Stma. Vírgen María)
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice
Pres.: El Señor esté con ustedes.
℟.: Y con tu espíritu.
Pres.: Que Dios, cuya providencia amorosa quiso redimir benignamente al género humano por medio de su Hijo santísimo nacido de la Virgen María, los colme de sus bendiciones.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
Pres.: Que experimenten siempre y en todo lugar la protección de la Virgen María, por quien merecieron ustedes recibir al autor de la vida.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
Pres.: Que a todos ustedes, que se han reunido hoy aquí para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor les conceda los goces espirituales y los premios del cielo.
℟.: Amén.
℟.: Amén.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.: En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.
Pres.: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟.: Amén.
Luego el diácono, o el sacerdote, despide al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
℣.: En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
℟.: Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote se retira a la sacristía.
CANTO DE SALIDA
(La Guadalupana)
DESDE EL CIELO UNA HERMOSA MAÑANA,
DESDE EL CIELO UNA HERMOSA MAÑANA,
LA GUADALUPANA, LA GUADALUPANA,
LA GUADALUPANA BAJÓ AL TEPEYAC,
LA GUADALUPANA, LA GUADALUPANA,
LA GUADALUPANA BAJÓ AL TEPEYAC.
SUPLICANTE JUNTABA SUS MANOS,
SUPLICANTE JUNTABA SUS MANOS,
Y ERAN MEXICANOS, Y ERAN MEXICANOS,
Y ERAN MEXICANOS SU PORTE Y SU FAZ,
Y ERAN MEXICANOS, Y ERAN MEXICANOS,
Y ERAN MEXICANOS SU PORTE Y SU FAZ.
SU LLEGADA LLENÓ DE ALEGRÍA,
SU LLEGADA LLENÓ DE ALEGRÍA,
DE LUZ Y ARMONÍA, DE LUZ Y ARMONÍA,
DE LUZ Y ARMONÍA TODO EL ANÁHUAC,
DE LUZ Y ARMONÍA, DE LUZ Y ARMONÍA,
DE LUZ Y ARMONÍA TODO EL ANÁHUAC.
JUNTO AL MONTE PASABA JUAN DIEGO,
JUNTO AL MONTE PASABA JUAN DIEGO,
Y ACERCOSE LUEGO, Y ACERCOSE LUEGO,
Y ACERCOSE LUEGO AL OÍR CANTAR,
Y ACERCOSE LUEGO, Y ACERCOSE LUEGO,
Y ACERCOSE LUEGO AL OÍR CANTAR.
‘JUAN DIEGUITO’ -LA VIRGEN LE DIJO-.
‘JUAN DIEGUITO’ -LA VIRGEN LE DIJO-,
ESTE CERRO ELIJO, ESTE CERRO ELIJO,
ESTE CERRO ELIJO PARA HACER MI ALTAR’.
‘ESTE CERRO ELIJO, ESTE CERRO ELIJO,
ESTE CERRO ELIJO PARA HACER MI ALTAR’.
Y EN LA TILMA ENTRE ROSAS PINTADAS,
Y EN LA TILMA, ENTRE ROSAS PINTADAS,
SU IMAGEN AMADA, SU IMAGEN AMADA,
SU IMAGEN AMADA SE DIGNÓ DEJAR,
SU IMAGEN AMADA, SU IMAGEN AMADA,
SU IMAGEN AMADA SE DIGNÓ DEJAR.
[DESDE ENTONCES PARA EL MEXICANO,
DESDE ENTONCES PAR EL MEXICANO,
SER GUADALUPANO, SER GUADALUPANO,
SER GUADALUPANO ES ALGO ESENCIAL,
SER GUADALUPANO, SER GUADALUPANO,
SER GUADALUPANO ES ALGO ESENCIAL]